fbpx

6. Mujer de edad venerable

Cualquiera que haya visitado la Casa de Petra, se le hizo claro que Petra era una coleccionista apasionada, pero muy pocos saben que, además de minerales, coleccionaba las plumas de marca, tazas, bufandas y otros artículos pequeños. Además, ha dejado una colección muy rica de conchas marinas. Para reponer la colección, Petra usó dos métodos. El primer fue el caminar por la costa, y el segundo estaba en el hecho de que los niños que ayudaban a Petra, recogían los despojos de pescado en las tiendas de los pescadores locales, y luego los estudiaban en el suelo de la cocina de la casa de Petra. Con este método desagradable y maloliente de la investigación, Petra y sus pequeños ayudantes lograron encontrar muchas especies raras de conchas.

Petra siempre decía que no sentía mucho interés en la geología, así como en otras ciencias naturales, cuando le hacían preguntas al respecto. Según ella, su único interés era la belleza de la naturaleza, y no una ciencia que estaba detrás de ella. Y, sin embargo, no es así, sus cartas dicen que durante muchos años mantuvo correspondencia con los geólogos, biólogos marinos y botánicos. Estas cartas contienen unas respuestas a las preguntas sobre la geología y ciencias naturales, así como las palabras de gratitud a Petra por las muestras presentadas por ella para la investigación científica. Una de estas muestras, enviadas para la investigación por Petra, fue una concha que había encontrado un chico de la zona cerca de su casa. Aquella concha era especial, ya que antes tales conchas como esta no ha encontrado nadie en el mundo. Para enfatizar el lugar del descubrimiento de la concha, la nombraron Stedvarkongur (Stöðvarkóngur).

A pesar de que cada año miles de visitantes llegaban a casa de Petra para ver su colección, no le gustaba estar en el centro de atención. En 1995, Vigdis Finnbogadotir (Vigdís Finnbogadóttir), el presidente de Islandia de aquel entonces, premió a Petra con una insignia por su colección de minerales, y por causa de esta ocasión fue invitada a la cena de gala en Besastadir (Bessastaðir, la residencia presidencial). Sin embargo, al recibir la invitación, Petra respondió: "No, gracias". Ella explicó su negativa por un razón muy simple: "me premiaron por mis piedras. El premio no es mío, es suyo". Después de algunas persuasiones de sus familiares y amigos, al final aceptó la invitación, y pasó un tiempo maravilloso en la residencia presidencial.

A Petra no le gustaba tanto atraer la atención, que toda su vida se vestía con el fin de estar menos notable. Nunca le interesaba la moda. Nunca pensó en lo que era de moda, y lo que pasó de ella. Le siempre parecía que la ropa elegante era incómoda. Consideraba que la combinación de los elementos de ropa era una pérdida de tiempo. Nunca se pintaba, ni usaba joyas. En los viaje no utilizaba las bolsas, siempre iba con una bolsa de plástico. Su gusto se reflejaba plenamente en sus intereses y su estilo de vida.

El interés de Petra a las maravillas del mundo se condicionaba por un respeto que sentía por todo lo que posee. Estas son sus palabras: "Recuerdo haber pensado en la horrible situación en la que me encuentro por no poder escribir una canción o un poema para describir toda la belleza que vi. Qué terrible que no puedo dar nada a cambio. He observado tantas cosas bellas, tanta belleza increíble que no tengo palabras para describirlo. A menudo me sentaba y admiraba la creación de Dios, es una diversidad interminable". Estas palabras sugieren que en el fondo Petra era un artista. Ella utilizaba sus piedras para la expresión artística. De su libro de visitas vemos cuántas personas vieron en su museo verdaderas obras de arte. Por lo tanto, a su manera, cumplió su sueño de "dar algo a cambio", a pesar de que ella no fue consciente de esto.

 

 

Tiempo de decir "Adiós" (del libro de Petra)

Tan pronto como pongo la cabeza a la almohada, me presento a menudo en las montañas

Petra Sveinsdóttir"Tengo mucha suerte con la salud, especialmente con mis manos, con las cuales trabajo continuamente durante el día. Probablemente esto es porque la mayor parte del tiempo lo llevo en el aire abierto. No temo la muerte. No supongo que pudiera regenerarme como si nada hubiera pasado, pero al mismo tiempo, indudablemente, no debo desaparecer. Para mí no es obligatorio creer en lo que el Diablo se haya agazapado por un lado del camino y trate de cogerme, y el Diós Todopoderoso esté volando por otro lado, y soy convencida en lo que en este mundo existe mucho más fenómenos asombrosos, a menudo invisibles, en la vida ordinaria. No lamento en nada, me he resignado y no quisiera cambiar nada, aunque si tuviera la posibilidad de vivir la vida de nuevo. Tejo del ocaso hasta el amanecer, y tan pronto como pongo la cabeza a la almohada, me presento a menudo en las montañas".

Petra ha pasado a mejor mundo el 10 de enero de 2012, a seis semanas después de la publicación del libro en el islandés.